- La economía española está experimentando una desaceleración en el crecimiento de las ventas de las grandes empresas, según los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria. Este fenómeno se enmarca en un contexto económico complejo, donde diversos factores están influyendo en el rendimiento del sector empresarial.
- La ralentización se observa tanto en las ventas interiores como en las exportaciones, lo que sugiere una tendencia generalizada que afecta a diferentes ámbitos de la actividad económica
Esta ralentización se observa tanto en las ventas interiores como en las exportaciones. Las ventas interiores aumentaron un 1,4% en mayo, dos décimas menos que el mes anterior. Dentro de este segmento, las ventas de consumo mostraron un crecimiento del 3,3%, ligeramente inferior al 3,5% registrado en abril. Por su parte, las ventas de inversión crecieron un 2,2%, también por debajo del 2,9% del mes anterior. Es destacable que el sector de la construcción mantuvo un crecimiento robusto del 14,8%, aunque ligeramente inferior al 15,1% del mes precedente.
En cuanto a las exportaciones, la situación es aún más preocupante. En mayo, las exportaciones descendieron un 2,9%, lo que supone una caída cuatro décimas mayores que en abril. Este declive fue particularmente pronunciado en las exportaciones destinadas a la Unión Europea, que experimentaron un descenso del 6,5%. Sin embargo, las exportaciones a países fuera de la UE mostraron un comportamiento más positivo, con un incremento del 2,5% respecto al mismo mes del año anterior, superando el crecimiento del 2,2% registrado en abril.
A pesar de la desaceleración en las ventas, el mercado laboral muestra signos de fortaleza. El número de perceptores de rendimientos del trabajo, un indicador fiscal del empleo asalariado, creció un 2,5% en mayo. Aunque este crecimiento representa una ligera moderación respecto al 2,7% de abril, sigue siendo un dato positivo que refleja la resistencia del mercado laboral frente a la ralentización económica.
Esta evolución del empleo se describe como «robusta» por parte de la Agencia Tributaria, a pesar de que se observa una progresiva desaceleración desde principios de año. Este comportamiento del empleo sugiere que las empresas están manteniendo sus plantillas a pesar de la ralentización en las ventas, lo que podría interpretarse como una expectativa de recuperación a medio plazo o como una estrategia para retener el talento en un mercado laboral competitivo.
En cuanto a los salarios, el panorama es aún más alentador. El rendimiento bruto medio, que es el indicador utilizado para medir la evolución salarial, experimentó un aumento del 4,1% en mayo. Este incremento es medio punto superior al registrado en abril y se acerca a las tasas de crecimiento con las que se cerró el año 2023. La Agencia Tributaria destaca que la magnitud de este avance en lo que va de trimestre es similar a la observada en el último año y medio, lo que confirma una estabilidad en las subidas salariales.
La combinación de una desaceleración en las ventas con un crecimiento sostenido en empleo y salarios presenta un escenario económico complejo para España. Por un lado, la ralentización de las ventas podría ser un indicador temprano de una posible contracción económica, especialmente si esta tendencia se mantiene o se agudiza en los próximos meses. La caída en las exportaciones, particularmente hacia la Unión Europea, es especialmente preocupante dado el peso que tiene el comercio exterior en la economía española.
Sin embargo, el hecho de que el empleo y los salarios continúen creciendo sugiere que la economía aún mantiene cierta resiliencia. Las empresas parecen estar apostando por mantener y remunerar adecuadamente a su fuerza laboral, lo que podría interpretarse como una expectativa de que la actual desaceleración sea temporal. Además, el aumento de los salarios podría ayudar a mantener el consumo interno, actuando como un contrapeso a la ralentización de las ventas.
Es importante considerar que estos datos se enmarcan en un contexto económico global complejo, con factores como la inflación, las tensiones geopolíticas y los cambios en las políticas monetarias jugando un papel importante. La capacidad de la economía española para navegar estos desafíos dependerá en gran medida de la habilidad de las empresas para adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado, así como de las políticas económicas que se implementen para apoyar el crecimiento y la estabilidad económica.
Fuente: Moncloa